Los restos arqueológicos encontrados evidencian que los primeros molinos se descubrieron en el neolítico en la zona mediterránea, coincidiendo con el descubrimiento y expansión de la agricultura.
En relación a estos primeros molinos, el pasado sábado estuvimos en el Museo de Arqueología de Catalunya visitando la exposición ‘El Genio Culinario. Innovaciones que marcan nuestra cocina’ y nos unimos al taller de galletas prehistóricas impartido por la gente de Arqueolític. En una actividad repleta de niños, experimentamos la sensación de moler manualmente los granos de trigo. En las imágenes siguientes se observan los molinos primitivos que usamos durante el taller para conseguir harina y posteriormente formar las galletas:
Junto con el cuchillo y los recipientes de cerámica, el molino representa uno de los primeros grandes inventos que poco han alterado su diseño con el paso del tiempo.
Algunos alimentos necesitan sufrir alguna alteración para ser consumidos, es el caso de los cereales. Estos primitivos molinos de mano se dedicaban a moler el cereal para reducirlo a sémola y ser así más fácil de digerir. Se desconoce la forma, y funciones, de los primeros molinos, pero es muy probable que la molienda del cereal para producir harina se hiciera primitivamente, por medio de majaderos y de morteros, o machacándolo entre dos piedras pulidas. Más tarde, aparecieron los molinos rotatorios, donde una pieza móvil rota sobre un eje de madera, impulsada mediante el trabajo motriz de una persona dedicada a la labor de molienda.
Aunque siguieron moliéndose semillas de recolección, como bellotas o castañas, el producto principal pasó a ser el cereal, un conjunto de diversas gramíneas cultivadas en distintas partes del mundo, o incluso ciertas legumbres. Lo que si se sabe es que su uso está íntimamente unido al uso culinario, en el origen de las primeras gachas y de los primeros panes planos.
Si bien, la propuesta de hoy la hemos titulado como galletas, por su carácter crujiente y por ser un alimento perfecto para disfrutarlo a media mañana o a la hora de la merienda, estas no dejan de ser un pan ácimo aromatizado con hierbas y enriquecido con frutos secos. El primer pan que durante muchos años comió la humanidad.
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comida
100g de harina integral de trigo molida a la piedra* / 50g de avellanas crudas / flores de tomillo seco al gusto / 60g de agua
*Si disponemos de un molino de piedra manual y mucha paciencia, podemos moler los granos de trigo en casa.
1 – Si las avellanas tienen cáscara, las cascamos y les quitamos la cáscara exterior. En un mortero, picamos las avellanas hasta que esten bien molidas.
2 – En un bol, mezclamos la harina, las avellanas y unas flores de tomillo desmenuzadas con los dedos. Añadimos el agua y amasamos hasta obtener una masa uniforme.
3 – Encima de una superfície lisa enharinada, estiramos una porción de masa con la ayuda de un palo de madera (rodillo) para conseguir una galleta lo más fina posible, de manera que sea más fácil su cocción.
4 – Si lo queremos cocer como en el neolítico, colocamos una plancha de pizarra natural encima de unas brasas y cuando este muy caliente ponemos las galletas y dejamos que se cocinen muy lentamente por ambos lados. Sino disponemos ni de brasas ni de pizarra, podemos cocinar las galletas en una sartén encima de unos fogones. Cuando esten tostadas, dejamos que se enfríen antes de servirlas solas, con miel o rústica olivada negra.
y siesta
5 – A veces es necesario mirar hacia atrás.