Lo primero que hay que saber es que los líquidos blancos hechos a base de vegetales son bebidas, no leche; ya que etimológicamente la leche solo puede salir de una mama. La más conocida y que encontramos en todas partes es la de soja, pero existe un gran surtido a base de cereales, frutos secos u otros vegetales, como por ejemplo: de avena, de arroz, de almendras, de avellanas, de quinoa, de espelta, de kamut, de mijo, de teff, de castaña, de chufa, de nueces, de coco… Estas bebidas vegetales nos aportan muchos nutrientes, pero si lo que nos preocupa es el calcio y la vitamina D, hay que saber que el calcio que nos proporcionan los lácteos animales los podemos obtener del sésamo, el brócoli, las espinacas o el tofu, y la vitamina D simplemente estando un rato al sol. Y, aunque hay bebidas vegetales enriquecidas con calcio y vitamina D, la bebida de soja, y sobre todo la de almendras contienen calcio de forma natural.
Si bien, en casa consumimos lácteos: quesos para el postre, kéfir de cabra para desayunar, mantequilla que nos dura meses o leche para la bechamel o la crêpe; hace un par de semanas vimos el documental What the health y nos hizo pensar y replantear muchas cosas en torno al mundo lácteo.
Beber un vaso de leche es una costumbre no necesaria. La gran industria láctea nos ha creado esta necesidad.
Y es que, una vaca o cabra o oveja no produce leche por que sí, producen leche por la misma razón que los humanos: nutrir a sus crías. Como mamíferos que son, la producción de leche se produce por una serie de hormonas como la prolactina que inducen la secreción láctea. Pero para que estas hormonas aparezcan hace falta que se produzca una gestación. En la naturaleza, después de la lactancia materna, ningún mamífero consume leche.
Investigando, llego a la conclusión que la explotación de animales, sobretodo de vacas, por su leche, es una más de las aberraciones que el ser humano comete con los animales que considera están en el mundo para su provecho. Por ejemplo, para forzar a las vacas lecheras a continuar brindando leche, estas son inseminadas artificialmente año tras año, permanecen toda su vida embarazadas y son ordeñadas varias veces al día. Los terneros recién nacidos son apartados de sus madres el mismo día de nacer (los machos serán engordados para carne y las hembras serán sentenciadas al mismo destino que sus madres). Con este panorama, ¿puedes imaginar a una mujer en edad reproductiva que se mantenga constantemente embarazada sólo para producir leche y que su bebé le sea retirado después del nacimiento? Porque esto es lo que ocurre con las vacas lecheras, son seres vivos tratados como máquinas.
Por ahora, ya hemos sustituido en el desayuno el kéfir de cabra por esta bebida de almendras. La próxima semana os mostraremos una forma de utilizarla.
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comida
200g de almendras crudas / 1 litro de agua
(Al no tener aditivos, se echa a perder en dos días. Lo mejor es ajustar la proporción según el número de comensales.)
1 – Dejamos las almendras en remojo durante mínimo 12 horas. Pasado este tiempo, las escurrimos, desechamos el agua del remojo y les quitamos la piel.
2 – En un vaso de batidora ponemos las almendras peladas y el litro de agua. Trituramos hasta obtener un líquido integrado y lo más fino posible. Hay quien lo cuela, en casa preferimos no hacerlo para conservar todos los nutrientes.
y siesta
3 – Con las hojas cayendo de los árboles.