La primera parte de la comida es la coliflor. La coliflor es un alimento muy interesante que admite múltiples preparaciones. Se caracteriza por su corazón formado por una inflorescencia constituida por numerosas flores no desarrolladas que se reúnen alrededor de un eje central.
Aunque se encuentra en el mercado todo el año, los mejores ejemplares de coliflor son los que se recolectan a finales de otoño e invierno.
La segunda parte de la comida son las seques, en la lengua de Cervantes alubias o judías blancas, que aportan mantecosidad a este plato. De origen americano, fueron los pueblos aztecas e incas quienes perfeccionaron su cultivo. Estos pueblos no solo la utilizaban como alimento sino también como moneda de cambio, lo que nos da una idea de la importancia que tenía esta planta entre estas civilizaciones.
La combinación de ambas es un clásico crucífero y leguminoso que se utiliza mucho en las distintas cocinas de los pueblos del mediterráneo. Simplemente perfecto.
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comida
100g de alubias blancas cocidas / 1 puñado de flores de coliflor / sal / pimienta en grano / laurel / aceite de oliva
1 – Cortamos las pequeñas flores que conforman la coliflor y las limpiamos.
2 – En una olla con agua hirviendo, introducimos la coliflor con una pizca de sal y una hoja de laurel. Pasados 15-20 minutos y antes de retirarla del fuego, la pinchamos para saber si está hecha. Si al pincharla, el cuchillo se introduce con facilidad es que está en su punto. Escurrimos y servimos junto las alubias.
3 – Salpimentamos y aliñamos generosamente con un buen aceite de oliva.
y siesta
4 – Final feliz.