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Cocina en transición

Nos tomamos nuestro propio compromiso con el territorio, en parte para convencer a otros de que es posible seguir nuestras mismas pautas en la cocina y no desalentarse en el intento, pero también para renovar nuestro propio discurso, y, tras ver la cinta Cowspiracy, mejorar nuestra coherencia con el medio ambiente respecto la comida que comemos de origen animal, con el objetivo de reducir nuestra huella ecológica.

Ha pasado mucho tiempo desde que decidimos optar por un sistema alimentario alternativo y no volver a pisar el supermercado para conseguir ingredientes para elaborar nuestras comidas. La transición ha sido larga, incluso queda mucho recorrido todavía, pero las ideas, la filosofía de consumo y nuestras premisas se han asentado y las podemos describir de una forma más amplia hoy.

1. Pensamiento simple:

– Aplicado al concepto ‘cocina directa’ del escritor Josep Pla, que lo utiliza para referirse a la que, con ingredientes óptimos y una manipulación sencilla y tradicional se consigue elevar una comida al máximo nivel.

– La simplicidad es básica.

2. Estructura de las comidas:

– La temporada de los alimentos ha decido el menú, no al revés.

– Escribir lo que vamos a comer en una pizarra y hacer la compra en base a ello, ayuda a no acumular alimentos en los armarios.

– Preparar comidas hechas con 5 ingredientes o menos, además del aceite, el agua, las especias o las hierbas aromáticas, y servidas en raciones justas para evitar el despilfarro en el último eslabón de la cadena de producción de comida, el plato.

– Maridar con agua, té, infusiones de hierbas mediterráneas, zumo de frutas recién exprimido, vino, vermú con sifón o cerveza, según el momento y la comida.

3. Desglose de la procedencia y embalajes de los alimentos:

– La mayoría de ingredientes que utilizamos son mediterráneos, de temporada y frescos. Los alimentos de elaboración no casera y envasados, algunos en plástico, son: quesos, yogur, mantequilla, vinos, miel, sal marina, pasta seca (macarrones, spaghetti, galets, etc.), aceite de oliva, vinagres y embutidos.

– Los ingredientes y alimentos no mediterráneos son té a granel, especias a granel (jengibre, chiles y pimientas, cúrcuma, etc.), sal Maldón y tabletas de chocolate negro.

– Los alimentos de procedencia desconocida: olivas a granel, legumbres cocidas a granel, aceite de girasol, carne de cerdo de algunos embutidos y carne de cordero.

4. Cesta con solo cosas que se pudren:

– Frutas y verduras de proximidad y/o orgánicas.

– Cereales integrales enteros y legumbres.

– Harinas locales, integrales y molidas a la piedra.

– Carne y pescado.

– Huevos, embutidos y quesos.

5. Hacemos nuestros propios:

– Panes, panes sin miga, pasta fresca, mató, membrillo, galletas, caldos, salsas y condimentos.

– Cultivos de lechuga, brotes, rúcula y hierbas aromáticas.


Parar, sentarse y hacer este ejercicio de análisis de lo que se ha hecho, es útil para mejorar el próximo año. Pero también, para reflexionar e incorporar a nivel doméstico uno de los movimientos más importantes que he descubierto durante estos últimos tiempos: las comunidades en transición.

El concepto en transición es un movimiento pragmático y apolítico a favor de la agroecología como método de lucha por la supervivencia del medio rural a través de la permacultura, el consumo de bienes de producción local y/o colectiva, y el decrecimiento, en resumen, la recuperación de las habilidades para la vida y la armonía con el resto de la Naturaleza.

«La permacultura es la filosofía de trabajar con, y no en contra de la naturaleza; de observación prolongada y reflexiva, en lugar de labores prolongadas e inconscientes; de entender a las plantas y los animales en todas sus funciones, en lugar de tratar a las áreas como sistemas mono-productivos».
– Bill Mollison, investigador, científico, profesor y naturalista.

Como consumidores, debemos empezar por pensar qué estamos comprando, y no comprar sin pensar. Debemos recapacitar si ese acto de consumo está reforzando la agricultura campesina local, o bien si la está destruyendo y fortaleciendo a la agroindustria. Un modelo que ha supuesto la vulneración de la soberanía alimentaria de los pueblos y la pérdida de su capacidad de alimentarse.

Frente a este modelo de macro agricultura, creemos que los proyectos de transición gracias a la soberanía alimentaria junto con la reducción drástica del consumo de alimentos de origen animal, son la solución para favorecer las condiciones de vida y salud de los pueblos, así como las del medio ambiente. Es el derecho de los pueblos rurales a tener acceso a la tierra, y también es el derecho de los consumidores a tener acceso a alimentos ligados con el lugar, la climatología y la historia culinaria de su región.

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El objetivo principal del proyecto de transición es dar a conocer un modo de vida sostenible y desarrollar la resiliencia (se define como la capacidad de un sistema para retornar a las condiciones previas a la alteración) local para ello en el futuro próximo. Se anima a las comunidades a buscar métodos para reducir el uso de energía, así como a aumentar su propia autosuficiencia, para cuanto más cerca esté un alimento de su forma original, más cerca estaremos de la tierra en la que nace.

Comida y siesta, cómo proyecto divulgativo, necesita de un trabajo continuado que supera acciones puntuales y por ello nos comprometemos a evolucionar en nuestra cocina para proponer nuevas maneras de preparar nuestras propias viandas y reducir el impacto medioambiental, a partir de estos propósitos:

– Dar visibilidad a los vegetales feos como ingredientes óptimos que son.

– Conocer las pequeñas granjas de nuestra región para adquirir materia prima óptima e investigar en la elaboración de nuestros propios embutidos y quesos.

– Cocinar pescados de proximidad más allá de los conocidos (hay más de 400 especies comestibles en el Mediterráneo).

– Ampliar la gama de infusiones de hierbas del Mediterráneo.

– Aprender a sustituir el cacao en pro de la algarroba en algunas preparaciones, como ya hacían nuestros antepasados, además de aprender a utilizar los granos de cacao crudos para hacer nuestras propias tabletas de chocolate.

– Cultivar la planta de la stevia para utilizarla como endulzante natural.

– Reducir el plástico.

Por todo ello, es necesario, primero, entender cómo funciona este mundo; segundo, pensar qué y cuando consumimos y, tercero, convertir ese pensar en acciones diarias, para independizarse de las grandes multinacionales de la alimentación cuanto antes. Porque el medio ambiente es un problema de todos y de todos es la responsabilidad.

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