A pesar de que su origen es incierto -algunos creen que viene de la India, otros que fueron los antiguos egipcios-, el falafel es una comida propia del Mediterráneo Oriental, pero que ha terminado calando en los hogares del Mediterráneo Africano. En el Mediterráneo Occidental nos ha llegado a través de los puestos de comida árabe repartidos sobretodo por los centros de las grandes ciudades, y cada vez son más quienes lo estan introduciendo en sus recetarios.
Además de representar las mesas de los veganos y vegetarianos, lo cierto es que se trata de un plato que ha conquistado al mundo, tanto por su sabor fresco y especiado como por su textura tierna y crujiente.
Garbanzología sencilla de hacer y comer.
El falafel elaborado únicamente con garbanzos es el clásico, pero existen múltiples versiones. La variante egipcia, llamada ta`miyya, emplea exclusivamente habas. Otras variantes mezclan las anteriores legumbres mencionadas, pero lo interesante es atreverse con el resto de leguminosas: lentejas, alubias, altramuces o fenogreco, entre otras. En casa lo haremos y os lo contaremos más adelante.
Primo de la croqueta y la albóndiga, el falafel es perfecto para comer legumbre y disfrutar de lo auténtico en cada bocado.
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comida
250g de garbanzos pequeños secos / 1 cebolla pequeña / 2 dientes de ajo / 1 cucharada de perejil fresco / 2 cucharadas de cilantro fresco / 1 cucharadita de comino molido / media cucharadita de semillas de cilantro / 3 vainas de cardamomo / piminenta cayena / media cucharadita de levadura química en polvo / 1 cucharadita de sal / pimienta negra / 3 cucharadas de agua / 1 cucharada y media de harina de trigo / aceite de oliva / semillas de sésamo / 1 unidad de masa básica / ensalada con ingredientes de temporada
(Cantidad para unas 24 unidades.)
1 – Ponemos los garbanzos en un bol, los cubrimos con agua abundante fría y los dejamos en remojo toda la noche. También el día antes preparamos masa básica, con la que haremos pan plano para acompañar los falafels.
2 – Al día siguiente, sacamos la masa básica de la nevera y preparamos la masa de garbanzos. Para ello y con la ayuda de una picadora, por un lado picamos los garbanzos y por otro picamos la cebolla y los ajos sin el germen interior. En un molinillo de café, molemos las semillas de cilantro, las semillas del cardamomo y la pimienta cayena.
3 – En un bol, mezclamos los garbanzos, la cebolla, los ajos, las hierbas frescas picadas a cuchillo, las especias, la levadura, la harina, la sal, la pimienta y el agua. Trituramos ligeramente con la batidora de mano para conseguir una masa fina y ligada, pero no pastosa. Amasamos con las manos hasta que quede un masa sin grumos. Dejamos reposar la mezcla tapada en la nevera mínimo una hora.
4 – Mientras la masa de garbanzos reposa, hacemos panes planos con la masa básica. Estiramos porciones de 30g en una superfície enharinada y las cocinamos en una sartén bien caliente hasta que estén tostadas por ambos lados. Reservamos los panes envueltos en un trapo de algodón.
5 – Pasada la hora, precalentamos un cazo mediano con abundante aceite. Formamos los falafels moldeando porciones de unos 30g entre dos cucharas. Espolvoreamos sésamo sobre las bolas achatadas de garbanzo y freímos por tandas hasta que estén doradas por fuera y hechas por dentro. Dejamos escurrir en un colador para mantener su crujiente.
6 – Servimos con una ensalada de pimiento verde, hinojo, espinacas, lechuga y pistacho perfectamente aliñada y con el pan plano hecho en casa.
y siesta
7 – Tan a gusto.