Esta comida la probamos en casa de una buena amiga y nos encantó. Hacía tiempo que queríamos compartirla aquí, pero no ha sido hasta ahora que la hemos cocinado siguiendo sus instrucciones, pero incorporando maticies propios como no podía ser de otra manera.
La zanahoria no siempre fue naranja.
Originaria de Asia Central, particularmente de Afganistán, en su origen, la zanahoria era de raíz blanca como su pariente silvestre actual. Fue cultivada y expandida por toda Europa y el resto del mundo. Conocida por griegos y romanos, no fue hasta el siglo XVII en que aparecieron las primeras zanahorias naranjas como consecuencia de una hibridación entre distintas variedades que tuvo lugar en Holanda como homenaje a la Casa Real de Orange. Mucho antes, en la Edad Media los monjes la cultivaban en los monasterios para uso medicinal, puesto que entonces la textura era todavía leñosa, lo cual la hacía difícilmente comestible. Fue a partir del siglo XIX cuando las zanahorias empezaron a presentar una textura mucho más tierna y apetecible.
Aunque es mejor comerse las zanahorias crudas, por aquello de que no pierden los nutrientes, hoy nos hemos puesto a cocinar este rico puré.
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comida
1 kilo de zanahorias / 2 puerros / medio colinabo / 3 dientes de ajo / tres cuartos de vaso de vino blanco seco / aceite de oliva / 1 hoja de laurel / semillas de 6 vainas de cardamomo verde / pimienta negra / sal / agua / yogur de oveja
1 – Lavamos los vegetales. Picamos finamente los puerros y los ajos. Pelamos y cortamos las zanahorias y el colinabo en dados pequeños.
2 – Manchamos el fondo de una olla con un chorro de aceite de oliva. Lo ponemos a calentar a fuego lento y añadimos las semillas de cardamomo. Removemos constantemente para que el aceite se vaya impregnando del aroma de las semillas. Antes que se queme el aceite, añadimos el puerro, el ajo y el colinabo y lo pochamos hasta que empiece a transparentar. Agregamos los dados de zanahoria. Removemos y cocinamos el conjunto unos 10 minutos. Incorporamos el vino blanco seco, removemos y lo dejamos hervir hasta que se haya evaporado todo el alcohol. Cubrimos generosamente los vegetales con agua, esta previamente calentada, añadimos el laurel y cocinamos tapado, a fuego medio, hasta que la zanahoria este tierna y suave.
3 – Sacamos del fuego y retiramos la hoja de laurel. Trituramos el contenido de la olla y afinamos de sal. Cuando tengamos el puré, lo pasamos por un colador fino, para conseguir una textura lo más fina posible.
4 – Dejamos templar media hora antes de comer el puré. Servimos con una cucharada de yogur de oveja y un chorrito de aceite de oliva. El puré que no nos vayamos a comer en los próximos días, mejor repartirlo en recipientes herméticos y congelarlo.
y siesta
5 – Bajo tierra.