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#149: Boniatos a la brasa

De sabor suave y dulce, este tubérculo es distinto al resto de frutos del campo. Y es que, cuanto más lenta y larga es su cocción, mayor es su dulzor. Por ello, cocinarlos a la brasa se convierte en todo un rito cada otoño.

El boniato tiene entidad propia, aunque a menudo se suele pensar que es una variedad más de patata. Todo lo contrario, pertenece a la familia Convolvulaceae y se recolecta en los meses de frío. Originaria de los trópicos de Sudamérica y América Central, ha sido cultivada desde hace 8000 años en lo que hoy se conoce como Perú. Llegó al Mediterráneo a finales del siglo XV. Por sus características nutritivas, facilidad de cultivo y productividad este alimento está reconocido como eficaz en la lucha contra la desnutrición.

Cuando llega noviembre…

La versatilidad de esta raíz es infinita: purés, hervidos, fritos… pero en casa, triunfan los boniatos simplemente asados. Y, aunque podemos adquirirlos en los puestos callejeros, junto a nuestras apreciadas castañas, hacerlos en casa, sabiendo donde han sido cultivados, son otra cosa. Hoy encendemos un fuego para asar unos boniatos al calor de unas buenas brasas.

comida

boniatos

1 – Hacemos fuego tal y como os hemos detallado en el pasado, tanto en la propuesta 34 como en la 114. Paciencia, un copa vino y una buena compañía amenizarán la espera.

2 – Una vez tengamos unas buenas brasas, colocamos los boniatos sobre una parrilla y esperamos que se vayan cocinando lentamente. De vez en cuando, los vamos girando para que se cocinen uniformemente hasta que esten tiernos.

3 – Envolvemos los boniatos cocidos en papel de periódico y los dejamos reposar media hora antes de servirlos.

(Aunque su sabor no será el mismo, si no disponemos de un sitio donde poder hacer brasa, también podemos asarlos en el horno.)

y siesta

4 – De palabra y larga sobremesa.

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