El trinxat es uno de esos platos que consiguen combinar cuatro sencillos ingredientes con un resultado sabroso, contundente y capaz de volarte las papilas gustativas de puro placer. Es un plato de payés y se elabora con una variedad endémica de col de invierno. Lamentablemente esta variedad de col tiene una producción reducida, y solo algunos campesinos la cultivan para su venta directa en mercados de la zona.
La col es una de las verduras más típicas del invierno.
De esta comida, basada en la asociación entre coles y productos curados del cerdo, se tienen referencias desde el siglo XV. Los orígenes hay que buscarlos en la cocina del aprovechamiento. Tradicionalmente, este plato se cocinaba en las casas, normalmente para cenar, para aprovechar las sobras vegetales de una manera inteligente. Actualmente, se ha convertido en un plato con entidad propia, muy apreciado y consumido habitualmente en las casas, pero que además se puede encontrar en la mayoría de restaurantes de las comarcas nombradas y en el resto de casas de comidas repartidas a lo largo de todo el Pirineo catalán.
Llevamos veinte días de esta nueva temporada invernal y que mejor manera de celebrarlo que versionando este plato tan popular con dos aromáticos internacionales de mucho carácter: el chile, el balsámico picante americano, y el jengibre, la maravillosa raíz asiática. Este es nuestro trinxat contemporáneo, un homenaje a la Catalunya real: plural y mestiza. Así, de la misma manera que nuestros antepasados incorporaron el tomate de forma habitual en muchos de sus platos, como el sofrito, no creo que se pueda catalogar como «perversión a la tradición» a lo que hoy os presentamos aquí, todo lo contrario… ¡es pura exquisitez!
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comida
300g de col / 20g de ajo / 40g de perejil / 40g de cebollino / medio chile / media cucharadita de jengibre fersco rallado / sal / pimienta negra / 100g de cansalada viada* / 2 patatas
*Tocino entreverado o blanco.
(Cantidad para dos raciones.)
1 – Limpiamos las hojas de col y las troceamos. En una olla, cocemos la col en agua hirviendo y una pizca de sal unos minutos. Una vez escurrida, la picamos con cuchillo y la reservamos.
2 – Pelamos, limpiamos y trocemaos las patatas. En un cazo con agua hirviendo y una pizca de sal las cocemos hasta que esten tiernas. Las escurrimos y las reservamos.
3 – Laminamos la cansalada y la cocinamos a fuego lento. Retiramos toda la grasa derretida y la reservamos en un bol. Doramos ligeramente los trozos restantes de cansalada y los reservamos en un platillo.
4 – En una sartén con un par de cucharadas de la grasa extraída de la propia cansalada, doramos el ajo y el chile ambos finamente picados, y antes de que se quemen, incorporamos la col, el perejil y el cebollino -ambos previamente picados- y el jengibre. Mezclamos bien y añadimos las patatas y pimienta negra molida al gusto. Trinchamos, es decir, chafamos el contenido con un tenedor, y mezclamos para que se integren todos los sabores, si fuera necesario podemos añadir un poco más de grasa. La idea es obtener una masa compacta con forma de tortilla, para ello movemos la sartén para que no se nos pegue y la masa vaya coguiendo forma, le damos la vuelta y lo dejamos al fuego hasta que ambas superficies se hayan dorado.
y siesta
5 – Muy sencilla de resumir.