Sé que es laborioso. Sé que a veces no tenemos tiempo. Sé que no apetece. Lo sé. Pero a veces hacer uno mismo sus cosas vale la pena.
Todo comenzó en Woodstock o eso parece.
Una mañana de agosto de 1969 en Woodstock, un hombre perseguía la respuesta a un problema singular: ¿Cómo alimentas a miles de asistentes hambrientos en un festival? Tras unas cuantas adversidades, sirvieron granola.
Woodstock también fue una historia sobre comida y esa historia comienza mucho antes del festival, cuando Michael Lang, co-organizador del evento, se dio cuenta de la magnitud de la tarea que tenía frente a sí mismo. «Al principio pensamos que localizar un vendedor de comida sería pan comido y que ganaríamos mucho dinero con esto. Pero resultó que las grandes compañías no querían ocuparse de Woodstock. Ninguno había organizado servicios de comida para un evento de ese tamaño. No querían invertir el capital necesario para surtir una cantidad tan enorme de comida, cocinas y personal, además de la transportación», escribe en el libro The Road to Woodstock.
Romney y su comuna Hog Farm, cuyos servicios habían solicitado para ayudar, se organizaron con voluntarios para ofrecer arroz integral, verduras y sobre todo, granola. En el documental de VH1 Behind the Music: Woodstock, Romney considera que el festival es crucial en la historia de amor entre los hippies y la mezcla de cereales. «Nunca antes habían visto la granola y trajimos tazas en sacos de dormir». Romney logró traer miles de tazones de granola para los chicos del festival, especialmente para quienes estaban muriendo de hambre para no perder su lugar enfrente del escenario.
Usada como alimento sencillo, pero eficaz, la granola en barra se ha convertido actualmente en la protagonista de las medias mañanas. Todo un descubrimiento para ir combinando con otros alimentos.
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comida
250g de copos de avena / 150g de coco picado* / 75g de nueces / 75g de almendra tostada / 1 puñado de pistachos / 3 cucharadas de sésamo / 200g de mermelada de higos / 100g de miel / 1 chorro de agua / 1 cucharadita de canela en polvo / 1 pizca de sal / 1 cucharada de aceite de oliva
*Hemos usado la pulpa sobrante de la bebida de coco elaborada en la propuesta número 190.
1 – Disolvemos la miel con el agua a fuego muy lento. Reservamos.
2 – Picamos en un mortero las nueces, las almendras y los pistachos. Reservamos.
3 – Mezclamos en un bol los ingredientes con una cuchara y en este orden: copos de avena, coco, los frutos secos picados, el sesamos, la canela y la sal. Una vez tengamos una mezcla homogénea, añadimos la mermelada y amasamos ligeramente con las manos. Vertemos la miel y el aceite y seguimos amasando hasta obtener una masa compacta.
4 – Para formar las barras utilizamos un molde cortador cuadrado. Para ello, ponemos un trozo pequeño de papel de horno, y el molde encima. Rellenamos el molde con la masa, quitamos el molde y cortamos rebanadas de un centímetro de grosor aproximadamente.
5 – Cubrimos una bandeja de horno con papel de horno y colocamos las rebanadas. Horneamos a 180º unos 30 minutos o hasta que las rebanadas esten doradas por ambos lados.
y siesta
6 – A media mañana.