invierno, primavera, veganas
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#222: Alcachofas y guisantes

Esta maravilla de la naturaleza es increíblemente deliciosa. Otro ejemplo más de que con poco, conseguimos mucho.

Muy a menudo nos gusta ver series documentales que giran en torno a la comida. Y una las series que vimos hace tiempo en la televisión pública (lo cual se agradece mucho que se apueste por contenidos de calidad) se llama Las escapadas de Rick Stein por el Mediterráneo. En el episodio cuatro, el cocinero inglés Rick viaja a Corfú, isla griega situada en el mar Jónico y que seduce por sus campos de olivos y sus pueblos blancos, para conocer su gastronomía popular. En una de las paradas que hace en este viaje, Rick acude a una pequeña taberna para aprender como hacer el plato que hoy nosotras reproducimos.

La grandeza de esta comida, típica de Grecia, es la humildad aromática que aportan las hierbas a dos emblemas de la naturaleza: la alcachofa y el guisante.

En la plenitud de estos dos vegetales.

Si bien, la temporada de las alcachofas es más extensa que la de los guisantes, utilizar guisantes congelados puede ser una solución durante el invierno. En casa, salvo excepción, no solemos visitar la sección de congelados, pero reconocemos que algunos vegetales congelados son un gran logro culinario. Ayer empezó la primavera y los guisantes frescos estan en su máximo esplendor, mientras que la cosecha de la alcachofa está a punto de terminar. Disfrutemos entonces de este delicado y efímero bocado.

Y como dice Rick, esto no es comida vegetariana, simplemente no lleva carne ni pescado. Si hay algo que distingue la cocina mediterránea de otras es esa gran cantidad de platos de verdura que tiene. Sobre todo las cocinas del Mediterráneo Oriental, que a diferencia de la que tenemos aquí en la península ibérica, son mucho más frescas y aromáticas.

comida

10 alcachofas / 250g de guisantes frescos / 1 puerro puerro / 1 ajo tierno / medio vaso de vino blanco seco / guindilla / eneldo / perejil / menta / 2 limones / 3 cucharadas de harina

1 – Pelamos las alcachofas, dejamos los corazones enteros y les frotamos limón. Los reservamos en un bol lleno de agua para evitar que se oxiden.

2 – Limpiamos y cortamos el puerro en rodajas finas. Picamos el ajo tierno. Ponemos ambos ingredientes en una cazuela, los regamos de aceite y los dejamos pochar 10-15 minutos a fuego lento.

3 – Vertemos el vino y dejamos que el alcohol se evapore. Luego ponemos los corazones de alcachofa y dejamos que se vaya cocinando.

4 – Mientras, picamos finamente la guindilla, el eneldo, el perejil y la menta y lo añadimos de inmediato a la cazuela.

5 – Cubrimos el contenido con agua y dejamos que se cocine lentamente.

6 – Cuando las alcachofas estén a mitad de su cocción, añadimos los guisantes.

7 – Espesamos el guiso con una mezcla de zumo de un limón y harina, lo dejamos unos diez minutos más y listo.

y siesta

8 – Placentera absoluta.

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