veganas
comments 2

#245: Polenta

Si bien se elabora de diferentes maneras alrededor del globo: con caldo o con agua y enriquecida con mantequilla, con queso, con aceite… es el nombre italiano, el más utilizado para referirse al plato de sémola de maíz.

La etimología de polenta deriva de la palabra latina puls, y en la antigüedad era muy común hacer unas gachas o papillas similares elaboradas con harina de centeno, de farro o de cebada. En la Antigua Roma, se conocía esta comida con el nombre pullmentum, y luego de allí pullenta. Y es que, la evolución de la polenta es aún más extensa con el tiempo y con mayores variaciones. Inicialmente se preparaba con hierbas y desde el Imperio romano se hizo más común prepararla con harina de trigo. La flor de la harina de trigo era llamada entonces pullen. Actualmente se distinguen tres clases de polentas en este territorio. Hoy aquí os presentamos la amarilla, elaborada con harina de maíz, las otras clases de polenta son la blanca elaborada con harina de castaña o las oscuras hechas con alforfón. En la zona de la Garrotxa, concretamente en la Vall de Bianya, se realiza cada año la Fira del Farro. Una fiesta donde el maíz -en catalán blat de moro– se convierte en el auténtico protagonista, dando lugar a un plato muy parecido a la polenta: el farro.

Como la comida es principalmente memoria, comer la polenta me ha llevado directamente a la infancia y al plato de sémola de arroz. No lo sé, pero cada bocado me ha trasladado a las épocas de frío, a cuando la barriga no estaba muy fina, pero sobre todo a mi abuela paterna. Siempre tenía en la despensa.

La aceptación del maíz entre los mediterráneos fue bastante lenta, todavía hoy cuesta encontrar este producto fresco en los mercados.

Esta gramínea domesticada por los pueblos indígenas en el centro de México hace unos diez mil años, fue una de las primeras plantas traídas de América y su historia, contada por Carlos Azcoytia, podéis leer la historia del maíz aquí.

Como pequeña nota, apuntar que el maíz se extendió rápidamente por todo el mundo, debido a su gran capacidad de crecer en climas diversos. Sin embargo, es importante destacar que, si bien se introdujo el cultivo del maíz en el Mediterráneo, no sucedió lo mismo con el proceso que lo hacía más nutritivo y adecuado para el consumo humano: la nixtamalización. El desconocimiento de este proceso en la cultura popular mediterránea, desencadenó epidemias de pelagra en aquellos sectores de la población que habían adoptado el maíz como alimento básico. Esta vicisitud, unida al hecho de que se importó un pequeño número de variedades que no eran las más idóneas para el consumo humano, terminó en la progresiva desaparición del maíz de la cultura gastronómica popular.

Actualmente, se mantienen casos puntuales como el pan de maíz, el talo de Euskadi, Navarra y el País Vasco francés -similar a la arepa- o el blat de moro escairat propio de la comarca catalana del Berguedà hecho con una variedad de maíz característica de la zona. Pero la comida que más triunfa por estos lares a base de maíz es la que os presentamos en la propuesta 37: la palomita. Sin más rodeos, este mes de septiembre lo dedicaremos a este grano.

comida

125g de sémola de maíz instantánea* / medio litro de agua / 1 cucharadita de sal

*Eso significa que ya viene precocida y por tanto solo necesitaremos máximo 5 minutos para tenerla lista.

1 – Ponemos el agua con la sal al fuego, cuando este hirviendo, añadimos poco a poco la sémola y removemos durante 3-5 minutos hasta conseguir una textura homogénea (el tiempo variará según la queramos más o menos espesa). Hay que remover para evitar que se hagan grumos.

2 – Una vez cocinada, la servimos con samfaina, un salteado de setas o cualquier guiso vegetal que se nos ocurra.

y siesta

3 – Deliciosamente diferencial.

2 Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *