Aunque tiene un origen incierto, la coca de recapte es una variedad autóctona de coca salada propia de Cataluña, en el Mediterráneo Occidental, especialmente de las tierras de LLeida y Tarragona. Como todas las cocas hechas a partir de la masa de pan, parece ser que las primeras elaboraciones se remontan a la Edad Media. No obstante, algunos autores la situan más atrás, en el período romano. La sabiduría popular apunta a la cultura árabe como origen de este manjar.
La coca, especialmente en su variante salada, ha sido históricamente una receta que, quizá con los mismos orígenes humildes de la pizza, era el menú habitual en las clases populares en muchos pueblos del Mediterráneo. Así, esta comida se podría considerar ‘prima’ de la focaccia italiana, la fougasse y la pissaladière provenzal, el pide turco, el lahmacun de las cocinas del medio Oriente, el manakish y Sfiha de las cocinas árabes, entre otros.
Dentro de los territorios de habla catalana, existen cocas de verduras muy similares pero con otras denominaciones. Así, una coca enramada es una variedad exclusiva de la comarca tarraconense del Baix Penedès, la coca de trempó es típica de las baleares, en la comunitat valenciana se puede comer la coca d’espencat, aunque si es con tomate se la conoce como coca de mullador, también en esta comunidad encontramos la coca d’Alcoi, finalmente, ya en el interior, es muy conocida la torta de pimientos de Alcañiz en el Bajo Aragón.
Es una cuestión de creer en lo propio: menos pizza y más coca.
Esta coca en particular se hacía cuando llegaba el buen tiempo y con él los productos de la huerta. Como no todas las casas de los pueblos disponían de horno, la masa se cocía en el horno de pan de cada localidad. Para ello, se pasaba por cada casa para recoger el recapte, la colecta, todo aquello que cada familia podía aportar: unos tenían unas sardinas, otros unas butifarras, otro los tomates. De esta manera, con todo lo que se podía conseguir y el horno del panadero, se hacían las cocas que luego se repartían, para comerlas frías y/o de un día para otro.
Solo queda repopularizarla en nuestras mesas.
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comida
1 unidad de masa masa básica sin orégano / escalivada / 1 salchicha fresca* / una pizca de orégano seco / aceite de oliva
*Ingrediente no casero, compuesto de carne, grasa, sal, agua o líquidos y especias. Si se quiere una coca vegetariana, podéis sustituir la salchicha por alubias blancas.
(Cantidad para 1 coca de 170g aproximadamente)
1 – Un par de días antes de hornear hacemos la masa, tal y como lo contamos en la receta número 6, y la dejamos reposar en un bol tapado en la nevera.
2 – El día antes de hornear la coca preparamos la escalivada con una berenjena y un pimiento, tal y como contamos en la receta número 36.
3 – El día que vayamos a hornear, estiramos la coca, la decoramos con la escalivada y la salchicha en trozos, y finalmente aromatizamos con una pizca de orégano y un chorrito de aceite de oliva por encima. Dejamos reposar la masa con los ingredientes una hora.
4 – Ponemos la coca condimentada en la base del horno unos 4-5 minutos para simular el horno de leña e inmediatamente ponemos la coca en la bandeja del horno, la subimos más arriba y dejamos que se hornee a 220ºC entre 5-6 minutos hasta que se dore. Antes de comerla, lo mejor es dejar reposar la coca unas horas.
y siesta
5 – Sin palabras.