Estamos acostumbrados, al menos en esta orilla del Mediterráneo, que las lentejas o lleven algo animal o no son lentejas. Y a estas no lentejas se las conoce como viudas, es decir, una manera de llamar a las lentejas con verduras, sin ningún ingrediente animal. Y es que la clave de unas buenas lentejas no está en si llevan o no llevan carne, sino en la cremosidad de la comida que se presenta y los aromáticos que incorpora. Se ha perdido la costumbre de potenciar el sabor con hierbas y especias.
Además, el plato de lentejas que presentamos hoy es un falso guiso, ya que no cumple la cocción mixta que define el método de guisar. Es decir, un guiso combina en un mismo recipiente la cocción en medio graso y la cocción en medio acuoso, que como indica el diccionario de la RAE, en primer lugar se rehogan los ingredientes, después se mojan con un caldo, agua o salsa, y tapando la cazuela, posteriormente se le da una cocción lenta y prolongada, dando un plato caldoso o más espeso, según la cantidad de líquido que hayamos añadido.
Cocinar hoy para comer mañana… comida tradicional y diversa.
Cocinar es salvar la cultura gastronómica de cada región. Nuestros antepasados tuvieron que espabilarse a aprender a cocinar. Al empezar a utilizar el fuego, nuestros hermanos primitivos se dieron cuenta que los alimentos se hacían mucho más digeribles. Y esa fue la clave evolutiva: la cocina. Es decir, si no hubiéramos aprendido a cocinar probablemente nunca hubiéramos desarrollado el nivel intelectual que tenemos ahora ni creado herramientas para facilitar las actividades agrícolas. La especie humana lleva cientos de miles de años cocinando cada día su puchero de sopa o de lentejas. Sin embargo, tras setenta y pico años desde la creación de la comida precocinada para aviones y posteriormente con los tv-dinner de Swanson en Estados Unidos, esta acción propia de los humanos tiende a desaparecer también en los pueblos mediterráneos.
Aunque somos amantes de la manipulación mínima y las cocciones rápidas, como puede ser una tortilla a la francesa, una sepia con ensalada libanesa o un plato de pasta, la congelación doméstica de alimentos nos permite pasar poco tiempo en la cocina, pero disfrutar de comida casera de cocción lenta durante unas semanas, como son los caldos, los purés, las legumbres o los sofritos.
La cocina es, pues, antesala de grandes cosas. Hay que cocinar de temporada para comer inteligentemente todo el año. Por ello, debemos seguir la cadena y educar a las nuevas generaciones en el gusto por la cocina.
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comida
500g de lentejas cocidas / 4 cebollas / 5 dientes de ajo / 4 zanahorias / 500g de tomate / aceite de oliva / pimienta negra / laurel / sal / orégano / pimentón de la vera picante y dulce / agua
(Cantidad para 6 raciones.)
1 – Sofreímos a fuego lento en una olla grande tapada la cebolla y el ajo, ambos finamente picados, con un chorro generoso de aceite de oliva. Mientras, rallamos la zanahoria. Pasados 30 minutos, añadimos la zanahoria, lo pimentamos con pimienta negra recién molida y tapamos. Removemos de vez en cuando para que las hortalizas no se peguen en la base de la olla.
2 – Trituramos o licuamos el tomate y desechamos la piel y las semillas. Pasados 30 minutos más vertemos el tomate triturado y un vaso de agua en la olla y añadimos tres hojas de laurel, el orégano, una pizca de ambos pimentones y una pizca de sal. Removemos y dejamos que se cocine mínimo 30 minutos.
3 – Incorporamos las lentejas, removemos y dejamos máximo cinco minutos. Rectificamos de sal y pimienta. Dividimos el contenido de la olla en seis raciones y congelamos las que no nos vayamos a comer al día siguiente.
y siesta
4 – En un balancín, bajo el sol de otoño e invierno.
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