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#175: Puré de patata con un simplificado ragù alla bolognese

La cocina como un acto sencillo, vital y necesario. Ligada a la memoria, en busca de la cocina casera y los platos tradicionales y familiares, hechos con amor y un buen producto de la zona.

Esta manera de entender la cocina casera, la que siempre defendemos en este proyecto, se la llamó comfort food en los años sesenta. Este movimiento, ahora también tendencia, homenajea lo viejo: volver a los orígenes, pero sobretodo se relaciona con la comida que nos proporciona un valor nostálgico, emocional y placentero. Y la propuesta de hoy es para mi un claro ejemplo de esta nueva manera de etiquetar la alimentación. Este plato, además de la 62, es el recuerdo vivo de mi abuela materna, el que me hizo una vez por semana durante seis años de mi vida, entre los 12 y los 18. Por supuesto, el suyo estaba más rico.

Cocina tradicional sencillamente actualizada.

Nose de donde sacó la receta mi abuela, desgracidamente ya no puedo preguntárselo, pero está claro que por lo visto en Internet la presentación es igual a la polenta alla bolognese, siendo la polenta uno de los platos típicos de las regiones del norte de Italia y, en general, un plato muy ligado a las tradiciones de montaña.

Con patata o polenta, lo cierto es que es un plato pobre, pero muy bueno y sustancioso preparado con ingredientes simples: una salsa de tomate y carne sobre un montículo de patata o polenta cocida con agua. La patata, al igual que la polenta, es un plato muy versátil gracias a su sabor neutro que permite combinarlo con lo que sea, para crear un plato único y siempre diferente.

En cuanto al término ragú, este deriva como deformación del francés ragoût, que a su vez, procede del verbo del antiguo francés ragoûter que significa «dar gusto, despertar el deseo». Este plato francés es un guiso que consiste en estofar trozos de carne en sus propios jugos junto con una salsa, cuya forma de preparar la carne ha producido diferentes recetas populares en diversas partes del mundo, como la caldereta española. En Italia se adoptó también el término ragú para el ragù napoletano y el ragù bolognese. La principal diferencia, entre ambas salsas italianas, es que la bolognese utiliza carne picada (generalmente de cerdo) y el napoletano emplea trozos irregulares de otras carnes. La bolognese cuando acompaña a un plato aparece con la denominación alla bolognese.

Sin duda, la clave de hoy, para unir la patata con la carne, es el sofrito rojo y para hacerlo sólo necesitamos enormes cantidades de una virtud que suele escasear en la actualidad: la paciencia, lo que se traduce en unas cuantas horas en la cocina. Por ello, lo mejor es tener muchos botes de esta salsa casera en la despensa.

¡Que vivan las casas de comidas!

#EatMeatOnlyTwiceAWeek

comida

3 patatas / mantequilla al gusto / 1 butifarra fresca / 300g de sofrito rojo aproximadamente / sal / pimienta negra / aceite de oliva

1 – Cocemos las patatas enteras con piel en abundante agua hirviendo hasta que al pinchar con un cuchillo esten tiernas. Las pelamos, las ponemos en un bol y las chafamos junto con la mantequilla y un poco de sal. Reservamos.

2 – Quitamos la piel de la butifarra y la cocinamos en una sartén con un chorrito de aceite. Chafamos la carne con la ayuda de un tenedor para que se vaya desmenuzando y una vez perfectamente cocinada, añadimos el sofrito rojo. Removemos el contenido de la sartén, afinamos de sal y pimienta y dejamos que se mezclen todos los sabores al menos unos 5 minutos.

3 – Ponemos el puré de patata en la base de un plato hondo y servimos caliente con nuestro sencillo y rápido ragù bolognese por encima.

y siesta

4 – Gustosa.

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